En Pintar-Pintar recibimos con frecuencia textos que vienen acompañados de notas de ilustración. Entendemos de dónde nace ese impulso: quien escribe imagina escenas, atmósferas, gestos. Es natural. Pero precisamente por eso, preferimos no trabajar con ellas.
La ilustración no es un añadido ni una traducción visual del texto. Es otro lenguaje, con su propia respiración, su ritmo y su manera de pensar. Cuando un texto llega con indicaciones cerradas sobre qué debe mostrarse, se reduce ese espacio de diálogo que hace que un libro ilustrado esté vivo.
Creemos en la libertad de las ilustradoras y los ilustradores. En su lectura personal del texto. En lo que ven, en lo que callan, en lo que sugieren. La ilustración no tiene que explicar: puede tensar, desplazar, abrir sentidos. Y eso solo ocurre cuando no está condicionada desde el inicio.
Además, hay algo que el tiempo y la experiencia nos han enseñado:
los textos cuentan cosas que incluso sus propios autores/as no saben.
Un texto dice más de lo que quien lo escribe cree. Guarda capas, silencios, contradicciones, zonas oscuras y luminosas que solo aparecen cuando alguien más lo lee desde otro lugar. Cuando una ilustrador/a se acerca a un texto sin instrucciones, no lo “ejecuta”: lo escucha. Y a veces descubre en él sentidos inesperados, incluso para quien lo escribió.
Pero hay algo más importante todavía.
Cuando un texto se edita y se convierte en libro, deja de ser solo de quien lo escribió. Tampoco es de la editorial. El libro pasa a ser de cada persona que lo lee, lo mira, lo habita. Cada lector —niña, niño, joven, persona adulta— construye su propia versión. Cada ilustrador/a aporta una mirada distinta. Incluso el mismo texto, con los mismos autores y la misma editorial, no será igual en otro momento de la vida. Porque quien lo recibe tampoco es la misma persona.
Por último, las editoriales independientes también tenemos un papel creativo. Acompañamos, escuchamos, proponemos, ponemos en relación texto, imagen, diseño y materialidad. Editar no es solo producir: es pensar el libro.
Por eso defendemos la incertidumbre en los libros.
Lo que no se explica del todo.
Dejar espacio para que cada cual complete el sentido es, para nosotras, lo mejor de los libros. Ahí ocurre la verdadera lectura. Ahí el libro empieza a ser de verdad de todos.
Ester Sánchez / Desde la trastienda del libro
Editora, ilustradora y fundadora de Pintar-Pintar Editorial
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