Cuando editar ya no tiene nada que ver con los libros

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Cada vez que visito una escuela, una biblioteca o participo en una actividad con niñas y niños para hablar de libros, suelo empezar con algo sencillo pero fundamental: me presento y cuento a qué me dedico. Soy editora.

Curiosamente, la mayoría de los niños y niñas conoce muy bien otras profesiones asociadas al libro: escritora, ilustradora, bibliotecaria o librera (responden a mis preguntas). Pero cuando digo que soy editora, surge la duda. No solo en ellos, también en muchas personas adultas que acompañan la actividad. A menudo percibo, por las miradas y reacciones, que no tienen del todo claro en qué consiste nuestro trabajo como editores.

Y últimamente, se añade una confusión nueva: el verbo “editar”, vinculado a las funciones del móvil. No es raro que alguien —adultos incluidos— me diga: “Ah, como cuando editas una foto”. Y es que es su única referencia real del verbo «editar».

Editar, para buena parte de las nuevas generaciones (y también para algunas no tan nuevas), significa recortar un vídeo, aplicar un filtro, cortar una imagen, mover un bloque de texto o retocar una foto. Es decir, intervenir en un contenido digital con herramientas inmediatas y al alcance de la mano.

Y claro, desde ese lugar, la figura de una editora de libros suena incluso un poco anticuada. ¿Editar libros? ¿Qué tiene eso que ver con «editar» un vídeo para TikTok?

El lenguaje cambia y los significados evolucionan, pero sin duda aprecio una pérdida de la noción profunda del verbo editar como un oficio ligado al pensamiento, a la mirada crítica, a la construcción cultural y al cuidado de una obra.

Editar un libro no es solo corregir erratas ni “pulir” algo que ya está hecho. Es acompañar, seleccionar, imaginar, sugerir, discutir, decidir. Es crear un hogar para un texto. Nada que ver con deslizar filtros.

La edición como acto intelectual, artesanal y cultural está desapareciendo. Por eso creo que no estaría de más incluir charlas o talleres sobre el oficio de editar, no solo dirigidas al alumnado, sino también al profesorado. Comprender qué hace una editorial, cómo se trabaja una edición y qué hay detrás de un libro puede enriquecer muchísimo el modo en que lo valoramos. Más aún si hablamos de editoriales pequeñas y artesanas, donde cada detalle se cuida con mimo y compromiso.

La edición es una labor creativa, crítica, invisible muchas veces… pero absolutamente esencial. Y si no lo nombramos, lo explicamos, lo mostramos… desaparecerá del todo. Y con ello, una parte importantísima del tejido cultural que sostiene lo que somos.


✍️ Ester Sánchez / Desde la trastienda del libro
Editora, ilustradora y fundadora de Pintar-Pintar Editorial

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