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NOVEDAD: «El frágil corazón de Marcel» de María Jesús Mena y Rocío de la Sal

El frágil corazón de Marcel

TEXTOS: María Jesús Mena
ILUSTRACIONES: Rocío de la Sal
ISBN: 978-84-123962-9-4
CÓDIGO BIC: YFB
MATERIA: Juvenil
IDIOMA: CASTELLANO
NÚMERO DE PÁGINAS: 120
FORMATO: 12 x 19 cm
ENCUADERNACIÓN: rústica cosida
RESUMEN: 

Una mañana, el gigante Marcel se despierta helado de la cabeza a los pies. Se levanta y se estira, se despereza, pero no encuentra la manera de entrar en calor. De pronto, siente un vacío en el pecho acompañado de un gran estruendo y al mirar hacia el suelo, ve su corazón partido en cinco pedazos. A partir de ese momento, el gigante iniciará un viaje en busca de ayuda, ya que sabe que si no logra recomponer su enorme y frágil corazón de nuevo, acabará convertido en un ser solitario y desmemoriado, o peor aún, monstruoso.

Tic-tac, tic-tac, tic-tac. El tiempo corre.

NOTA DE PRENSA

Un viaje para reparar el corazón de un gigante

Pintar-Pintar renueva su apuesta por la literatura juvenil con El frágil corazón de Marcel

El frágil corazón de Marcel, escrito por María J. Mena e ilustrado por Rocío de la Sal, narra la historia de un gigante recién despierto que, tras intentar desperezarse, descubre que su corazón ha caído al suelo y se ha roto en cinco cristales. Así iniciará un viaje en el que cada segundo cuenta, porque un gigante sin corazón solo puede convertirse en un ogro sin memoria y hambriento de carne.

Marcel suele despertar con los pies fríos, nada raro en un gigante. Pero cuando logra salir de la cama y estirarse, siente un vacío en el pecho. Algo va mal. No consigue entrar en calor y no se nota el pulso. El corazón se le ha caído y se ha roto en cinco partes, aunque Marcel, con sus manazas, es incapaz de repararlo. ¿Quién puede ayudar a un gigante de cuento? ¿Cómo se vive en el mundo real?

Del mundo real proviene, precisamente, el origen de esta historia. Su autora, María J. Mena, es también trabajadora social, y al desarrollar esta labor suele conocer a personas que viven en situaciones difíciles. «Durante un tiempo», explica, «trabajé como mediadora en un centro de acogida. Entre los usuarios había un hombre de unos 40 años, de origen búlgaro, que se llamaba Marcel. Una de sus peculiaridades era su tamaño: era alto y muy robusto. Otra, que era muy solitario. Cada tarde llegaba a la misma hora del trabajo, se sentaba en un rincón y no hablaba con nadie, ni se relacionaba apenas, y cuando no le quedaba más remedio, solo utilizaba gestos. Revisé su expediente para poder saber el motivo de su mutismo y descubrí una vida plagada de tragedias».

«Un día», recuerda la autora, «cuando entré en mi despacho, me encontré una hoja de cuaderno doblada sobre la mesa. Al desdoblarla, descubrí un precioso dibujo realizado con bolígrafo. Era un pájaro, y lo firmaba Marcel. Por supuesto, le agradecí el gesto y, a partir de ese día, recibí estos “regalos” con cierta periodicidad. De esta forma, comenzamos a comunicarnos. Podía saber así cómo se encontraba, pero sobre todo, era una testigo privilegiada de la belleza que escondía ese enorme y a veces atemorizador corpachón, así como de la fragilidad de su maltrecho corazón». 

«Nuestra comunicación continuó de esta manera, hasta que cambié de puesto de trabajo. Mi último día en el centro, Marcel se acercó a mí cuando estaba ya en la puerta y me entregó un nuevo papel doblado. Al abrirlo, descubrí que la figura que había dibujado esta vez era yo. Me llamó la atención la forma en la que había remarcado mi sonrisa. Era el rostro de una mujer feliz. No sé me ocurrió otra forma de darle las gracias que cogerle de la mano, y después de decirle adiós emocionada, le pedí, por favor, que no dejase nunca de dibujar. Lo que ocurrió después me dejó helada. Él me contestó con total claridad y en un castellano perfecto: “Y tú, por favor, te pase lo que te pase, no dejes nunca de sonreír”. Creo que ha sido uno de los mejores consejos que me han dado y he procurado seguirlo, incluso en esos momentos en los que, de pronto, todo parece revolverse».

El Marcel de la ficción también persevera, y con los restos de corazón bien envueltos, sale en busca de ayuda. Un médico, un panadero o una trabajadora social intentan ayudarle, y por el camino se irá dando cuenta de que, incluso con ese feo hueco en el pecho, comienza a reanimarse. 

«A veces», dice la autora, «las cosas que nos suceden o vivimos hacen que cambiemos. La sociedad a veces no es tan amable como debería, y luchar contra ella se convierte en una búsqueda constante en la que necesitamos que alguien nos ayude para no “torcernos”. Sobre todo, el Marcel del relato está muy asustado, pero afortunadamente se da cuenta pronto de que, él solo, no puede solucionar su problema, que necesita de otros, y por eso sale a la calle en busca de ayuda».

«Ahí comenzará su verdadero viaje, pero, para eso, también tendrá que realizar un aprendizaje, que no es otro que el de aprender a amar», explica María J. Mena. «Eso que parece muy sencillo, y que no tiene importancia, quizá requiera más atención de la que le prestamos. Al final del cuento, se puede ver si él lo consigue y si la recompensa es mayor», añade.

Sus inicios como autora

Lectora desde niña, María J. Mena creció con las historias de Andersen, Perrault o Julio Verne, que influyeron notablemente en su visión de la literatura. No obstante, tardó un tiempo en compartir sus propios textos. Terminó por convencerse después de asistir a un curso de escritura creativa, en donde percibió que sus relatos gustaban, lo que la animó a escribir con mayor asiduidad.     

«Nunca he olvidado textos como La sirenita o La niña de los fósforos», asegura la escritora. «No son solo relatos. Hay algo poético y utópico en ellos. Con ese listón tan alto, y con los de otros autores que he leído después, la verdad es que no me atrevía a plantearme publicar, puesto que me comparaba con ellos y, lógicamente, no creía estar a la altura. Es como compararse con Cervantes, por ejemplo. Uno suele ser mucho más duro consigo mismo que cualquier juez», dice.

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Sin embargo, María J. Mena disfrutaba escribiendo, y la experiencia del taller y el apoyo de familiares y amigos hizo el resto. «Un día, sin contar nada a nadie, envié con algo de timidez un poemario a una editorial. A los pocos días me llamaron para decirme que estaban interesados en publicarlo. […] Ese primer libro fue Poemas Ciegos, al que tengo especial cariño, porque me ha dado muchas alegrías. Luego llegaron los demás, y ahora, le toca el turno a Marcel», concluye.

Marcel, un gigante de tinta

Ya desde la cubierta, Marcel impone por su tamaño. Solo de cintura para arriba, ocupa casi todo el espacio, se sale de plano, y su presencia aumenta en las páginas interiores y se encorva en los espacios cerrados. Para ilustrar su historia, Rocío de la Sal empezó dibujando en papel, con tinta negra, y continuó aplicando tonos de azul grisáceo, en acuarela, para transmitir el malestar inicial del gigante.   

«Apliqué el color con acuarela, principalmente en gamas azul grisáceas por el principio de la historia, ya que el gigante siente mucho frío», explica Rocío, que firma su primer libro ilustrado. «Finalmente, rematé las ilustraciones digitalmente, para hacer modificaciones y añadir efectos».

A lo largo del libro, la ilustradora va enhebrando el carácter de Marcel, captando sus matices y esparciendo su ingenuidad y ternura, sin olvidarse de otros personajes que van cambiando la perspectiva del gigante. En un relato donde el texto domina, al estar encuadrado dentro de la literatura juvenil, el trabajo de Rocío de la Sal ofrece un contrapunto en el que reposar y recrearse.

Según Rocío, este libro ha sido una «oportunidad de oro» para desarrollarse como ilustradora mientras se ponía en la situación del protagonista. «Pensaba», asegura, «en cómo se sentiría [Marcel] en cada momento, en cómo se vería el mundo siendo un gigante con ese problema». «La confianza que María Jesús y la editorial Pintar-Pintar han depositado en mí me ha reforzado y animado, a la vez que he aprendido un poco sobre el funcionamiento editorial», concluye.

Las autoras

María Jesús Mena

María Jesús Mena, nacida en Madrid, aprendió a amar la literatura desde muy niña, cuando descubrió la magia que escondían los cuentos de Hans Christian Andersen, Perrault o las novelas de Julio Verne. Gran soñadora, sobre todo despierta, los libros se convirtieron para ella en lugares de encuentro a los que escapaba en cuanto podía, para visitar los increíbles mundos que habitaban sus páginas. Creció así, entre narraciones y sueños. Cumplidos ya los dieciocho años, ella misma comenzó a crear sus propios relatos y poemas, aunque no se atrevió a mostrar a nadie lo que escribía hasta mucho tiempo después.   

Con gran vocación por ayudar a los demás, estudió Trabajo Social y, al finalizar, trabajó en varias ONGs. Un día, en uno de los lugares donde desempeñaba su labor profesional, un centro de acogida para personas sin hogar, conoció a un hombre muy grande y solitario, que le inspiraría para crear al protagonista de El Frágil corazón de Marcel.

Tiene dos libros publicados: Poemas Ciegos (Olé Libros, 2019) y Relatos Monocromáticos (Olé Libros, 2020).

Cada día, procura dedicar algo de tiempo a escribir y a leer, y aún sigue creyendo en la magia que encierran los cuentos.  

Rocío de la Sal

Nació en Madrid. Desde muy joven ha desarrollado su creatividad y manera de ver la vida a través del dibujo, la pintura y la escultura.

Estudió Bellas Artes en la Universidad Complutense de Madrid, especializándose en artes plásticas y finalizó sus estudios en la Universidad de Barcelona ampliando sus conocimientos en cómic, ilustración y animación tradicional. En 2015 obtuvo el Grado Superior de Ilustración en la Escuela de Arte Diez de Madrid.

Ha colaborado como ilustradora, en la revista Civilización Global de pensamiento budista por la paz, la cultura y la educación, desde enero de 2013 hasta septiembre de 2017.

En su hacer profesional, ha profundizado en diferentes formatos y técnicas hasta centrarse profesionalmente en la ilustración editorial. Encuentra su inspiración en las ciudades costeras, el mar y en lo orgánico de la naturaleza.

Hoy en día, sigue estudiando para ampliar sus conocimientos de diseño gráfico. Simultáneamente estudia tatuaje artístico. 

Ficha Técnica: 


Pintar-Pintar Editorial / www.pintar-pintar.com
*Todos nuestros libros están editados e impresos en Asturias en papel procedente de bosques que cumplen principios de gestión económica, social y ambiental sostenibles


PRESENTACIÓN el sábado 11 de diciembre en Pintar-Pintar (Oviedo)

El sábado 11 de diciembre a las 12:30 horas estaremos con María Jesús Mena presentando «El frágil corazón de Marcel» – ENTRADA LIBRE HASTA COMPLETAR EL AFORO (Plaza Juan XXIII, Oviedo).

Categorías:libros

1 respuesta »

  1. Qué conmovedora historia la del verdadero Marcel. Siempre hay un corazón sensible que ayuda al corazón destrozado. Me encantaría leerlo

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