Diario ABC Artes y Letras (edición de Castilla y León) – 31/05/2014
Cristina Gutiérrez Valencia
Apalabrados juegos a todo color.
En ocasiones un libro de poemas puede convertirse en una inmensa ludoteca, una suerte de salón de juegos de palabras. Puede ser a un tiempo una exorbitante caja de música de las esferas, un lienzo de colorín colorado sin fin, una caja de sorpresas con pandoras y panderos y toda clase de diversiones. La tienda loca de Javier García Rodríguez, su último poemario, un álbum de poesía ilustrada para niños publicado por la editorial asturiana Pintar-Pintar, está llamada a tener un superávit de ovaciones de grandes y pequeños, tanto por el alocado ingenio de sus versos como por las pinturas de Edgar Plans, que no solo ilustran, sino que además dan lustre, con sus dibujos luminosos y brillantes, a esta tienda loca.Para toda la familia.
En ella y con ella se puede jugar sacar jugo a las palabras hasta la última gota, o refugiarse de chubascos cuando «vamos a coger el viento» en esta loca tienda de campaña, un campo de juego donde las palabras no se las lleva el aire. El lenguaje pasa aquí por todas sus estaciones, ofreciendo tentempiés con tintes cómicos que harán las delicias de toda la familia: arrullos de primavera, colores cálidos de verano, otoños al temple para atemperar los monstruos, nanas de invierno en tempura que nos dejan fritos. En esta tienda los tenderos no andan a tientas, ni hay espacio para las medias tintas, todo tiende a la explosión del color, es un polvorín de hallazgos con una mecha muy corta, una estruendosa piñata de pequeñas historias, seres extraordinarios, esdrújulas agudezas. A su salida podremos llevarnos molinos haciendo aspavientos, un perro policía pinturero, un zoo muy poco lógico de animales extraños que es lo nunca visto, una vistosa sopa de ojo, una niña con la falda corta y largas entendederas, una arroba de palabras para navegar, un monstruo que ni en pintura.Claudicar de la seriedad del lenguaje y el arte, gozar y divertirse con aquello que saben importante, eso es lo que Javier García Rodríguez y EdgarPlans nos proponen en este colorido tablero de juego. Recordaremos así que si la vida iba en serio ya tendremos tiempo de comprenderlo más tarde, cuando los sueños se escapen juguetones entre los dedos. Mientras tanto será un placer continuar la partida, dar al «play», levantar la persiana de esta alocada tienda, y buscar en sus páginas la viva y elocuente imagen de la infancia.
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