JAVIER GARCÍA RODRÍGUEZ
Porque sé que el lenguaje es una cosa muy seria, a mí siempre me ha gustado jugar con las palabras. Convertir esas palabras en poesía es un misterio para el que no existen ni trucos ni reglas, más allá del trabajo y la emoción. Los versos abren puertas a la imaginación, las figuras descubren que hay otras maneras de nombrar lo que existe a nuestro alrededor, el ritmo nos empuja a un lugar muy antiguo en el que palabra y música eran la misma cosa. De los maestros que me educaron aprendí que con muy pocas letras se crea un universo, en los libros me asomé a vidas disparatadas y valientes, a historias con lugares fantásticos y seres extraordinarios. Gracias a esos maestros, y siguiendo su ejemplo, hoy me gano la vida como profesor en la Universidad de Oviedo. Gracias a esos libros leídos, escribo mis poemas y mis historias. Ambas cosas me hacen muy feliz.

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En 2014 publicamos «La tienda loca», un poemario de Javier García Rodríguez con ilustraciones de Edgar Plans.
El libro termina con esta doble página: una presentación escrita por él mismo, acompañada de una foto con su hija, a quien dedicó el libro.
A lo largo de los años seguimos encontrándonos en ferias y actos literarios; nos contaba cómo crecía su hija, cómo se marchaba a estudiar… cómo la vida avanzaba.
La última vez que coincidimos fue la pasada primavera, en la I Feria del Libro del Valle de San Jorge. Más que un encuentro, fue una despedida…
Su voz, su humor, su inteligencia y su amor por las palabras seguirán resonando siempre.
Gracias, Javier, por los versos, por la conversación y por la amistad.
Lo sentimos mucho. Un abrazo para toda la familia.



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